lunes, 26 de diciembre de 2011

Las mujeres maltratadas de Cantabria, solas ante el peligro. Y ante la muerte.

Hay días en los que una se queda perpleja comprobando hasta qué punto hay mujeres que poseen la sensibilidad hacia otras mujeres en la misma base de las posaderas.
El día 1 de Enero, Cantabria dejará de prestar asistencia a las mujeres maltratadas. Y no sólo a las mujeres, también a sus hijos. En caso de violencia de género contra mujeres sin recursos o sin otro lugar al que acudir, éstas no tendrán más opción que jugarse la vida en la ruleta de  la macabra suerte de la violencia de sus parejas.
La Consejera de Presidencia, Justicia y, desde este momento de Desigualdad, mujer, ha manifestado que las “víctimas de violencia de género han evolucionado y no necesitan casas de acogida”. Es verdad, han evolucionado, ya no quieren morir a manos de sus maridos, ex maridos o parejas. Quieren vivir con dignidad y sin golpes. Quieren sacar a sus hijos e hijas de una espiral de violencia abocada a una caja de pino.
La violencia de género ha producido más muertes que toda la actividad de la banda terrorista ETA a lo largo de su historia. Cuando la banda amenazaba, extorsionaba, mandaba anónimos, se entendió que aquellos que, ejerciendo su derecho democrático de tener ideas y de defenderlas en los órganos adecuados, estaban amenazados deberían ser protegidos. Y cada concejal electo socialista o popular, empresario, juez…llevaba una escolta de dos personas y un vehículo.
¿En qué momento ha entendido este país que la vida de una mujer molida a palos y bajo el palio de la muerte a palos, navajazos o tiros merece menos protección que cualquiera de nosotros por ser político?
Una mujer quemada, vejada, agredida, sin medios económicos, sin techo, sin familia, ¿dónde va? Pues según el Gobierno de Cantabria, el de esos conservadores de sus propias vidas y costumbres, a la suerte de la vida o la muerte porque no gustan de que tengan un lugar donde guarecerse y curar sus heridas.
Además, lo hacen al más puro estilo Diego, extorsionando y dejando en evidencia lo enfermo de odio que está con todo aquello que le suene a socialista, aunque fuera bueno.
Las cifras de atención a estas víctimas no son baladíes: 2.900 mujeres con sus correspondientes dramas, miedos y terrores.
¿Qué vamos a hacer con aquellas mujeres en el ámbito rural que, sin recursos y formación, vean cómo su vida corre peligro?
Señor Diego, la igualdad no es una foto del mismo número de hombres y mujeres de un gobierno. Tampoco lo es el llenarse la boca de palabras que en su boca quedan grandes, es demostrar una mínima sensibilidad para con la gente que sufre, es demostrar que se quiere educar a los niños en el respeto y la igualdad, pero usted elimina todos los programas que lo fomentan desde la escuela porque es más importante regalar al Torrevelo un millón de euros  y así permitir a su Consejero de educación darse golpes de pecho ante sus colegas Opusianos.
Usted se dio 100 días de plazo para cambiar Cantabria y hay que reconocerle el mérito de estar consiguiéndolo: más paro, la obra pública paralizada, subvenciones sin pagar, las mujeres maltratadas sin protección, las políticas de empleo en el baúl de los recuerdos,.
De seguir así, en otros 100, a Cantabria no la conoce ni la madre que la parió. Ya se encargará usted de acabar de rematarla en esta lenta agonía.
Firmado: una mujer.

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