sábado, 4 de febrero de 2012

Democracia en el PSOE: victoria de Rubalcaba

Siempre he pensado que la victoria porque sí es como la fuerza sin control, no tienen sentido.
Sin embargo hoy estoy feliz porque la victoria de Alfredo Pérez Rubalcaba en el escaparate de democracia interna que suponen las primarias del PSOE, supone la victoria de un proyecto integrador, renovador, consistente, ambicioso y acorde a los durísimos tiempos que nos están tocando vivir.
La experiencia, la frescura de un equipo joven y la imperiosa necesidad de volver a conectar con los que se alejaron y los que se sintieron defraudados, los grandes retos de este nuestro PSOE en el que, espero, todos y todas las compañeras nos volquemos.

Más allá de momentos broncos de campaña, de vehemencias y de frases llenas y vacías, participación e ilusión.
No ha sido una victoria apabullante pero las reglas de la democracia son simples, la mitad más uno gana. Y las reglas de un partido cuya misión es hacer una organización fuerte e integradora es la de contar con cada una de las personas que forman parte de él y no con sus votos.
Asombra, sin embargo que quien ofrecía, como ejemplo de integración un puesto al lado de ella en la Ejecutiva en caso de victoria, renuncie a cualquier cargo en la del ganador. Si es cansancio o impostura el tiempo lo dirá, lo importante es que el compromiso se mantenga vivo como la tea que alumbra el camino.
Este Congreso abre, sin embargo otras interrogantes, las regionales que ya se han visto reflejadas, en muchos casos, en las listas participantes en la elección federal.
No es tan importante la victoria en sí como acompañarla de coherencia y principios. De educación y fairplay. Pero sobre todo, de juego de equipo y contra tu propio equipo.
Porque no tengo muy claro que muchos sepan que tras el tejado donde lanzan las piedras, se halla su casa, eso sí, deteriorada de tanto embiste para propio lucimiento y resarcimiento de cuentas propias.
Los números no pueden sustituir las ideas pero éstas han de rellenarse de contenidos, de trabajo y de compromiso. Compromiso colectivo alejado del ego henchido o herido. Ese que te acerca a los tuyos por el camino del objetivo común del socialismo más allá de lo que te separa por un mal orgullo no asimilado. Socialismo de calle y no de congreso. Compromiso por la causa pero no la propia, sino la colectiva.
En un momento en el que el Estado de Bienestar pende de un hilo fino, nada nos debería apartar del objetivo de volver a recuperar a los que perdimos en el camino por ocuparnos más de nosotros mismos que de ellos. Poner en práctica los espacios comunes con el objetivo de volver a ser referente debería ser el acicate que consiga la piña, la unión y la posibilidad de conseguir de ésta una sociedad justa, que camine y que lo haga en libertad.

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