El Ministro de Educación y Cultura, Wert, (que cada vez parece más el de Maleducación y Desculturización) ha aprendido rápido de sus compañeros de gabinete. Miente más que habla. Y sólo le ha llevado mes y medio escaso aprender.
Qué ha quedado de ese contertulio de debate matutino armado de las razones de las FAES pero cínico en los modos. Y qué de esa pretendida imparcialidad de sociólogo impávido al servicio de la causa monetaria.
Primera medida fue cargarse la asignatura Educación para la Ciudadanía basándose en un libro que jamás ha sido utilizado como material pedagógico. Para el nuevo ministro no es conveniente que los niños aprendan, que tras el crucifijo que pretende el Ministro, hay un mundo de derechos, obligaciones, obligaciones, nuevos modelos de familias y una sociedad bastante más evolucionada que la que la sesera del Ministro es capaz de aceptar. Le llaman ‘adoctrinamiento’. A cambio, estudiarán el temario que daba mi madre en las Escuelas Nacionales de la Provincia de Lugo allá por el 56. Como FAES, digo Dios, manda. Como mandan los de las ostias sagradas y consagradas a sus propios intereses.
Y lo harán como entonces, las niñas por un lado y los niños por otro. En cuanto a la razón esgrimida “para evitar el fracaso escolar y el abandono de los estudios” viene a ser tan válida como el remedio de rascarse las rodillas cuando una tose. Aproximadamente igual.
Y como dicen en mi pueblo, ‘si éramos pocos, parió la abuela’ y los temarios para las escasas e insuficientes plazas que salen a oposición cambian a 4 meses de las pruebas para poner a prueba el corazón de los que llevan años preparándola. Eso sí, para el iluminado ministro “esto no es dañino para los opositores”. No es dañino, es una perrería típica del que no tiene el valor suficiente de reconocer que no quiere que entre ni San Pedro al reino de los cielos del PP. Es una manera de minusvalorar y despreciar la escuela pública que sólo conoce precedente igual en Esperanza Aguirre y su Consejera de Educación, Lucía Fígar que tuvieron a bien llamar vagos a los docentes.
La marea verde torna roja del desangramiento de un sistema de educación pública que no es rentable para quienes sólo piensan en el enriquecimiento de quienes les soportaron, moral y económicamente en los años de oposición. Además, la educación pública es el mejor sistema para garantizar la formación e información, algo absolutamente lesivo a los intereses del PP más partidario de aborregados por la causa.
Mientras tanto, los colegios públicos de Cantabria se acopian de enseres varios como si para la hoguera de San Juan fuera. Eso sí, en febrero y para quitar el frío. Porque el Gobierno de Cantabria NO PAGA. No paga a los colegios el dinero que se destina a gasto corriente y por tanto ya no hay folios, ni calefacción. Y para las tizas, agudizando el ingenio, creo que si se las ponemos en los cuernos a unos toros bravos, sabiendo que la prioridad del Ministro de Educación y Cultura es priorizar la Fiesta Nacional de Cuernos y Capotes, lo mismo conseguimos unos logaritmos muy logrados a base de verónicas y muletillas.
Eso sí, que no me maten al astado porque Nacho Diego TAMPOCO PAGA EL TRANSPORTE ESCOLAR y, claro, cuando no haya para echar gasoil a los autobuses, buenos serán unos toros bravos.
Lo de los folios no nos queda claro, no sabemos si hojas de parra o lastras pasiegas, pero ya no hay dinero para apuntes, fotocopias ni ejercicios. No hay dinero para tóners de impresora. Pero es que tampoco para LUZ, agua o teléfono.
De becas para libros y comedores escolares ya, claro, ni hablamos. Pura utopía.
Caminante, se hace camino al andar. Y el PP nos lo hace andar en cuesta muy píndea.
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