Suelen decir que los cargos
conllevan cargas y éstas no siempre son livianas.
Ayer se presentó en la Casa de
Cultura de Vega de Pas el proyecto del teleférico ‘El Mirador del Pas’. Y a la
noche recibí muchos mensajes de personas que me preguntaban qué pensaba yo de esto
y que me trasladaban la sensación de que yo no creía en este proyecto o no
estaba de acuerdo con él.
Sirvan estas líneas para ordenar
mis ideas al respecto y a intentar trasladar lo que de verdad creo sobre lo
vivido ayer.
Siempre entendí que los proyectos
se presentan cuando ya están todos los parámetros definidos: los estudios
técnicos, en este caso y muy importantes los medioambientales, de viabilidad y,
sobre todo, de financiación. Además, previamente han de ser consultados todas
las partes que pudieran estar afectadas y que éstas transmitan sus inquietudes
y sean resarcidas de sus preocupaciones, sobre todo cuando lo que está en juego
es su vida: sus propiedades, bienes, actividad vital…Pero estamos en los
estadios iniciales y cualquier juicio sería prematuro. Creo que hay que esperar
y que el proyecto siga sus pasos, y cuando éstos lleguen será el momento de
abordar los inconvenientes o incumplimientos que se produzcan.
Lo que sí es cierto es que el PP
se ha comprometido en actuaciones y en plazos para el comienzo. También lo es
que mi compromiso con el medio ambiente es el mismo que mantengo con el tema
del Fracking. Hay que preservar eso que es un modo de vida, el modelo de
existencia y subsistencia de un valle pero también velar por el desarrollo de
una zona que languidece penosamente y cuyo resultado final, si no podemos
revitalizarla y consolidarla, será la muerte.
Creo que hay mucho escepticismo
entre la gente con el proyecto y es que los pasiegos, más allá de las puestas
en escena, son de los que prefieren ver para creer.
Las prisas son malas consejeras y
las reacciones en caliente casi nunca efectivas. Esperemos a ver qué pasa y
cómo transcurren los acontecimientos y sobre ellos, analizaremos.
Si es humo, todas las promesas se
volverán como un boomerang contra el que las prometió y si el proyecto se
convierte en realidad, velaremos por el entorno y por la sostenibilidad del
mismo.
A ésta que escribe le hubiera
apasionado mucho más revivir la zona de La Engaña; existe y forma parte de la
historia, del presente y, espero y haremos lo posible, el futuro.
No es demasiado coherente
embarcarse en nuevas aventuras cuando se dejan morir las que existen sin tener
en cuenta las vidas que allí se truncaron y la historia, penosa y dura, de
quienes allí dejaron sudor y lágrimas.
Como en muchas ocasiones, el
tiempo será el mejor de los argumentos, tanto a favor como en contra.
Paciencia y buena letra