domingo, 13 de mayo de 2012

Sobre el teleférico de Vega de Pas


Suelen decir que los cargos conllevan cargas y éstas no siempre son livianas.
Ayer se presentó en la Casa de Cultura de Vega de Pas el proyecto del teleférico ‘El Mirador del Pas’. Y a la noche recibí muchos mensajes de personas que me preguntaban qué pensaba yo de esto y que me trasladaban la sensación de que yo no creía en este proyecto o no estaba de acuerdo con él.
Sirvan estas líneas para ordenar mis ideas al respecto y a intentar trasladar lo que de verdad creo sobre lo vivido ayer.
Siempre entendí que los proyectos se presentan cuando ya están todos los parámetros definidos: los estudios técnicos, en este caso y muy importantes los medioambientales, de viabilidad y, sobre todo, de financiación. Además, previamente han de ser consultados todas las partes que pudieran estar afectadas y que éstas transmitan sus inquietudes y sean resarcidas de sus preocupaciones, sobre todo cuando lo que está en juego es su vida: sus propiedades, bienes, actividad vital…Pero estamos en los estadios iniciales y cualquier juicio sería prematuro. Creo que hay que esperar y que el proyecto siga sus pasos, y cuando éstos lleguen será el momento de abordar los inconvenientes o incumplimientos que se produzcan.
Lo que sí es cierto es que el PP se ha comprometido en actuaciones y en plazos para el comienzo. También lo es que mi compromiso con el medio ambiente es el mismo que mantengo con el tema del Fracking. Hay que preservar eso que es un modo de vida, el modelo de existencia y subsistencia de un valle pero también velar por el desarrollo de una zona que languidece penosamente y cuyo resultado final, si no podemos revitalizarla y consolidarla, será la muerte.
Creo que hay mucho escepticismo entre la gente con el proyecto y es que los pasiegos, más allá de las puestas en escena, son de los que prefieren ver para creer.
Las prisas son malas consejeras y las reacciones en caliente casi nunca efectivas. Esperemos a ver qué pasa y cómo transcurren los acontecimientos y sobre ellos, analizaremos.
Si es humo, todas las promesas se volverán como un boomerang contra el que las prometió y si el proyecto se convierte en realidad, velaremos por el entorno y por la sostenibilidad del mismo.
A ésta que escribe le hubiera apasionado mucho más revivir la zona de La Engaña; existe y forma parte de la historia, del presente y, espero y haremos lo posible, el futuro.
No es demasiado coherente embarcarse en nuevas aventuras cuando se dejan morir las que existen sin tener en cuenta las vidas que allí se truncaron y la historia, penosa y dura, de quienes allí dejaron sudor y lágrimas.
Como en muchas ocasiones, el tiempo será el mejor de los argumentos, tanto a favor como en contra.
Paciencia y buena letra

domingo, 6 de mayo de 2012

Historia de la Desigualdad, by Mariano Rajoy

Mariano Rajoy escribía ésto cuando era un simple diputado en el Parlamento Gallego en los tiempos de la extinta AP. Simple en materia de igualdad sigue siendo, aunque dañino lo es más un rato largo.



El Faro de Vigo

Viernes, 4 de Marzo de 1983

IGUALDAD HUMANA Y MODELOS DE SOCIEDAD
Mariano Rajoy Brey (Diputado de A.P. en el parlamento gallego)

Uno de los tópicos más en boga en el momento actual en que el modelo socialista ha sido votado mayoritariamente en nuestra patria es el que predica la igualdad humana. En nombre de la igualdad humana se aprueban cualesquiera normas y sobre las más diversas materias: incompatibilidades, fijación de horarios rígidos, impuestos –cada vez mayores y más progresivos- igualdad de retribuciones… En ellas no se atiende a criterios de eficacia, responsabilidad, capacidad, conocimientos, méritos, iniciativa o habilidad: sólo importa la igualdad. La igualdad humana es el salvoconducto que todo lo que permite hacer; es el fin al que se subordinan todos los medios.
Recientemente, Luis Moure Mariño ha publicado un excelente libro sobre la igualdad humana que paradójicamente lleva por título “La desigualdad humana”. Y tal vez por ser un libro “desigual” y no sumarse al coro general, no ha tenido en lo que ahora llaman “medios intelectuales” el eco que se merece. Creo que estamos ante uno de los libros que se han escrito en España en los últimos años. Constituye una prueba irrefutable de la falsedad de la afirmación de que todos los hombres son iguales, de las doctrinas basadas en la misma y por ende de las normas que son consecuencia de ellas.
Ya en épocas remotas –existen en este sentido textos del siglo VI antes de Jesucristo -se afirmaba como verdad indiscutible, que la estirpe determina al hombre, tanto en lo físico como en lo psíquico. Y estos conocimientos que el hombre tenía intuitivamente –era un hecho objetivo que los hijos de “buena estirpe”, superaban a los demás- han sido confirmados más adelante por la ciencia: desde que Mendel formulara sus famosas “leyes” nadie pone ya en tela de juicio que el hombre es esencialmente desigual, no sólo desde el momento del nacimiento sino desde el propio de la fecundación. Cuando en la fecundación se funde el espermatozoide masculino y el óvulo femenino, cada uno de ellos aporta al huevo fecundado –punto de arranque de un nuevo ser humano- sus veinticuatro cromosomas que posteriormente, cuando se producen las biparticiones celulares, se dividen de forma matemática de suerte que las células hijas reciben exactamente los mismos cromosomas que tenía la madre: por cada par de cromosomas contenido en las células del cuerpo uno sólo pasará a la célula generatriz, el paterno o el materno, de ahí el mayor o menor parecido del hijo al padre o a la madre. El hombre, después, en cierta manera nace predestinado para lo que habrá de ser. La desigualdad natural de hombre viene escrita en el código genético, en donde se halla la raíz de todas las desigualdades humanas: en el se nos han transmitido todas nuestras condiciones, desde las físicas: salud, color de ojos, pelo, corpulencia… hasta las llamadas psíquicas, como la inteligencia, predisposición para el arte, el estudio o los negocios. Y buena prueba de esa desigualdad originaria es que salvo el supuesto excepcional de los gemelos univitelinos, nunca ha habido dos personas iguales, ni siquiera dos seres que tuviesen la misma figura o la misma voz.
Esta búsqueda de la desigualdad, viene de múltiples manifestaciones: en la afirmación de la propia personalidad, en la forma de vestir, en el ansia de ganar –es ciertamente revelador en éste sentido la referencia que hace Moure-Mariño al afán del hombre por vencer en una Olimpiada, por batir marcas, récords…- , en la lucha por el poder, en la disputa por la obtención de premios, honores, condecoraciones, títulos nobiliarios desprovistos de cualquier contrapartida económica… Todo ello constituye demostración matemática de que el hombre no se conforma con su realidad, de que aspira a más, de que busca un mayor bienestar y además un mejor bien ser, de que, en definitiva, la lucha por desigualarse.
Por eso, todos los modelos, desde el comunismo radical hasta el socialismo atenuado, que predican con la igualdad de riquezas –porque como con tanta razón apunta Moure Mariño, la de inteligencia carácter o la física no se pueden “decretar”- y establecen para ello normas como las más arriba citadas, cuya filosofía última, aunque se les quiera dar otro revestimiento, es la de la imposición de la igualdad, son radicalmente contrarios a la esencia misma del hombre, a su ser peculiar, a su afán de superación y progreso y por ello, aunque se llamen asimismo “modelos progresistas”, constituyen un claro atentado al progreso, porque contrarian y suprimen el natural instinto del hombre a desigualarse, que es el que ha enriquecido al mundo y elevado el nivel de vida de los pueblos, que la imposición de esa igualdad relajaría a cotas minimistas el privar a los más hábiles, a los más capaces, a los más emprendedores… de esa iniciativa más provechosa para todos que la igualdad en la miseria, que es la única que hasta la fecha de hoy han logrado imponer.

Mariano Rajoy Brey






El caso es que hemos cambiado de siglo y la evolución ha seguido su curso salvo en las mentes retrógradas y enfermas de desigualdad a las cuales habría que aplicar ese dicho médico que dice que "mal que no mejora, empeora".
Rajoy no se rode de mujeres porque sea promotor de la igualdad, las utiliza porque está rodeado de inanes de su estatura.
Y de aquellos Marianos, estos Rajoys

viernes, 4 de mayo de 2012

Querido diario…sanar, pagar o morir

Querido diario, hoy te hablo de la que, creo, es la peor indefensión para una persona que está enferma: saber si tendrá dinero o no para curarse.

Esta semana nos llegaba la gota que colma el vaso. Observo, con impotencia, cómo quienes deberían ser los encargados de velar por la salud, el bienestar de los ciudadanos condenan, sobre todo en el mundo rural, al ostracismo sanitario.

No habrá sustituciones de los médicos que cojan vacaciones o días de permisos y en lugares de orografías imposibles se torna imposible lo de ‘cubrir dos sillas con un mismo culo’.

En caso de enfermedad los días de ausencia los pacientes tendrán que desplazarse, al menos, 15 kilómetros al centro más cercano. ¿Cómo lo harán los que no disponen de un coche en la familia que es la mayoría de los habitantes? ¿Podrán costeárselo? 

¿Tan poco importa el mundo rural al que en la comodidad de la gran ciudad decide leyes que discriminan un 100% más a los ciudadanos de los ámbitos rurales que los de los grandes núcleos?

En municipios como el mío los recortes de sanidad dejan a los ciudadanos y ciudadanas a merced de la suerte y de la cruda decisión. En lugares donde las pensiones derivadas del régimen agrario son más bien escasas, sus habitantes no podrán hacerse cargos de sus enfermedades. ¿Qué pensión podrá soportar los más de 900 euros de una prótesis de caderas y sus correspondientes viajes en ambulancia al hospital? Y el que pueda afrontar la operación, ¿podrá afrontar la rehabilitación bajando en ambulancia todos los días al hospital para hacer rehabilitación a razón de 100 euros al día?

¿Qué hacemos con una persona que se rompa una cadera y no pueda costearse la operación? ¿Qué hacemos con el que no pueda costearse los viajes en ambulancia para recibir quimioterapia, por ejemplo? ¿Les dejamos morir?

Taxi, ambulancia, todos medios costosos para economías de supervivencia y cuerpos supervivientes de duros trabajos y penurias derivadas de las más duras labores en las peores condiciones. Huesos rotos de humedad y cargas y articulaciones quejicosas de años de píndeas laderas en busca del sustento para el ganado que asegurara la economía familiar.

Viejucos que apenas se pueden poder derechos porque en aquellas espaldas los cuévanos llevaban la pesada vida a cuestas desde que apenas tenían edad de poder ser un poco más altos que los mismos cuévanos. 

Cabañas frías y húmedas antaño que sostienen, ahora, cuerpos cansados y necesitados del Estado de Bienestar por el que ellos pelearon desde que la razón hacía hueco en sus vidas.

¿Qué podemos hacer por ellos? Luchar, luchar por sus derechos, luchar por su dignidad y conseguir aquello que hasta la llegada del PP se les suponía: sanidad gratuita y universal.

Y sobre todo, dignidad para no mendigar salud.


Publicado en Aquí Confidencial