Tengo miedo del Gobierno de
Cantabria. Miedo literal.
A mí la nieve me gusta de lejos,
en la imagen bucólica de las crestas de los montes mientras el sol brilla y
apunta con sus rayos provocando un mosaico de colores y sensaciones difíciles
de explicar. Pero, por estas cosas de la madre naturaleza, hay sitios donde en
Cantabria nieva y nieva mucho.
Llevábamos semanas oyendo hablar de la ola de frío y nieve que nos venía y no se equivocaron los meteorólogos. Televisiones, radios, prensa escrita, digital, aficionados a las isobaras y hasta las témporas anunciaban nieve incluso a nivel de mar.
Lo oímos todos menos el Gobierno de Cantabria y el Delegado de Gobierno en la
capital que debían estar de convención, balneario o algo. Lúdico, muy lúdico
todo.
Y es que cayó la primera gran
nevada y Cantabria se quedó incomunicada. Cientos de coches atrapados en el
puerto de Pozazal y Cantabria
incomunicada por tierra con la meseta.
Y alguien se preguntará dónde estaban las
máquinas quitanieves, supongo. Pues las pobres estaban viendo cómo recomponer
sus angostos y viejos rodamientos. Porque sí, señores, las máquinas quitanieves
de Cantabria son un conjunto de hierros con motor que apenas pueden con ellas
mismas. En el mejor de los casos, es el INSERSO de la maquinaria; en el peor,
son enfermas terminales.
Pero tranquilo todo el mundo, que el Gobierno de Cantabria, la Delegación de
Gobierno y el Teletubbie azul han planificado un plan de emergencia aéreo que
no puede ejecutarse por el temporal. ¡Oigan, no se rían que la cosa es seria!
Les imagino ufanos y orgullosos de su plan. ¡Que corra el vino!
¡La sal! Eso que desde que el
mundo gira se echa a las carreteras para que no aparezca el hielo y que en
Cantabria apareció dos días después de la gran nevada. Con un par. Lo que no
acaban de llegar son los saleros porque las máquinas esparcidoras de sal no
funcionan y supongo hayan pensado en la posibilidad de espolvorear como para
una ensalada gourmet, con los dedos.
Centenares de conductores se
quedaron atrapados en la ratonera del puerto de Pozazal. Yo supongo que
contarán a sus nietos que hubo un gobierno tan incapaz, tan incapaz que
consiguió paralizar a toda una comunidad autónoma -y a un trozo de la vecina-
porque nevó donde siempre nieva.
Antes de la gran nevada, escribía
esto en Twitter:
He barajado encontrar mi sitio en
la futurología pero dado el grado de conocimiento y hastío –a partes iguales-
del Gobierno de Cantabria y del PP en general, he decidido que tiene poco
mérito adivinar una catástrofe en algo que gestione esta cuadrilla de amigos
metidos a gestores.
Y sí, mi miedo se hizo realidad y
si este gobierno no es capaz de poder desatascar una autovía con todos los
medios y maquinaria del Estado, el ejército y la Guardia Civil –que no, que no
exagero, que es tal cual-, ya se podrán imaginar las carreteras autonómicas.
Esas que hacen secundarias no sólo a las vías sino a los habitantes que tiene
que transitar por ellas.
Les importamos entre cero y nada.
Que nos vayan dando, que llenamos poco las urnas de los votos.
He pasado el temporal en Vega de
Pas prácticamente incomunicada por tierra porque, ¡oigan!, que bueno es tener
un alcalde que agote dos dedos de sentido común para poner los medios
necesarios y poder abrir las vías para que la gente pueda salir de sus casas y
no transite por las nevadas pistas cual cabras montesas intentando adivinar el
agujero. Y mira que avisé al ayuntamiento para que abriera las pistas. Algo
hizo, me dejó la nieve de la carretera a la puerta de mi casa para ahorrarme la
cuota de gimnasio del mes paleando nieve para poder sacar el coche
agónicamente antes de que oscureciera. Y
es que la pala vino a la hora de la merienda.
Hubo un tiempo en el que la
viabilidad invernal la gestionaban las empresas de la región que estaban más
próximas a la comarca. Pero llegó el PP
e hizo ricos a las empresas de
los amigos –de fuera de Cantabria, ya que todos es sabido que por algún
motivo que desconozco, al Gobierno de Cantabria le dan alergia las empresas de
Cantabria- con bajas temerarias y con
una precarización del servicio tal que en tiempos -nevados- como los de ahora, dejan al trasluz la mísera y negligente
gestión de una cuadrilla de incapaces.
Siento envidia de los habitantes
de Tresviso y admiración por su alcalde y los vecinos que le ayudaron a abrir
las pistas a partes iguales. Casi pierden la vida por intentar quitar la nieve
con medios municipales en uno de los municipios más altos de Cantabria. En
algunos lugares, más de tres metros de nieve acumulados y el regidor jugándose
el pellejo por sus vecinos .Pasé angustia cuando me dijeron que habían
desaparecido y alivio cuando les vi en las imágenes, asustados pero vivos.
Un dato: el alcalde de Tresviso
no cobra sueldo público, la panda de incapaces del Gobierno de Cantabria, sí, y
cuantioso. Está claro que el dinero no compra neuronas.
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