martes, 3 de junio de 2014

¡Qué poco nos queremos, compañeros!

¡Qué poco nos queremos, compañeros! Ni tan siquiera cuando tenemos motivos más que sobrados para hacerlo
Estaba oyendo la intervención de Patxi López en el Comité Nacional de esta tarde, en el que se despedía como SG del PSE-EE y casi con lágrimas en los ojos he querido recapitular cosas y sensaciones que quiero compartir con vosotros.

En 40 años no conocí más gobierno progresista que el que presidió Patxi López. 
Fueron años de preservar servicios públicos, años en los que la Sanidad siguió siendo universal y gratuita y en la que los mayores siguieron sin pagar medicinas.
Se acabó con las políticas de confrontación, las dianas, las amenazas, los escoltas, la falta de libertad dieron paso a la Paz, a la Convivencia adquirida desde la escuela pública que se llenó de valores y de educación para la ciudadanía, de becas, de sistema de préstamos de libros para que las familias no tuvieran que desembolsar cantidades de dinero de las que ni disponían.
Sobre todo, NO SE DEJÓ A NADIE EN LA CUNETA.
Se revitalizó la economía, fue la etapa en la que se produjeron las mayores inversiones que jamás conoció Euskadi en i+D+I, en revitalizar empresas. Se creó la Mesa de Diálogo Social que evitó miles de despidos y el paro se contuvo mientras en el resto del estado se desplomaba.

"Nunca supieron que era imposible, hicieron volar a los cerdos y conquistaron la paz en este país"
En estos tiempos en los que todo se mide en fontanería, en estrategias, en aparatos y en milongas, yo quiero reivindicar a los que han demostrado que un Presidente de un Gobierno nos puede hacer sentir orgullosos, que podemos levantar la cabeza porque de aquel trabajo, vino la Paz. Nunca la historia agradecerá lo suficiente a Zapatero, Rubalcaba y a Patxi López lo que hicieron para que mis hijas sólo sepan del terrorismo por los libros de Historia. ¿Y sabéis por qué no lo agradecerá lo suficiente? Porque no somos capaces de quedarnos con lo realmente importante, porque no somos capaces de sacar ese orgullo socialista que corre por nuestras venas, porque lo cambiamos por purismos embaucados por otros, porque agachamos la cabeza ante populistas de medio pelo que no hubieran durado ni cinco minutos con mi abuela, orgullosa socialista de raza.
Estamos en el tiempo de cambiar este nuestro partido pero yo levanto la cabeza y digo orgullosa que vi un gobierno socialista en Euskadi del que me siento orgullosa. Que no quiero experimentos, que la gente quiere solvencia y equipos que hayan demostrado hacer bien las cosas. Que estoy harta de los iluminados, de los oportunistas, de los que jamás se equivocarán porque jamás se mojarán.
Reivindico todo. Los aciertos que me hacen sentir orgullosa y los errores que me hacen más sabia.
Hace unos años, vimos cerdos volar. Yo temblaba ese día de la emoción. 
Y no me voy a permitir otra cosa que no sea temblar de la emoción de hacer un país justo,







viernes, 1 de noviembre de 2013

Mis muertos

Senderos de ramos de flores adquiridas con las prisas de última hora y el deseo que ponerlas frescas y lustrosas recordando a los que hoy no están.
Mis muertos me acompañan cada día. Es una decisión personal. Para mí no se hallan en un lugar sombrío, frío y cerrado a cal y canto. Están en cada acción y en cada pensamiento, están en lo que hago.
Con sus partidas aprendí a llorar desconsoladamente y a gritar lo injusta que es la vida. Aprendí a que hay que cuidar del que queda y que no somos para siempre.
Mi abuelo me enseñó cómo, aunque el reúma te lleve despacio, con perseverancia y fuerza de voluntad se consigue todo. Se le paró el corazón pero nunca se ha ido.
El puto cáncer se llevó a demasiados. Tuve que ver cómo se marchaban lenta y dolorosamente sin que notaran lo fingida de mi fortaleza. Siempre la esperanza por encima de la certeza. Nunca estaban peor, siempre había esperanza en salvar los obstáculos. Siempre hubo cercanía y calidez en esa maraña de médicos y enfermeras que se desvivían porque no tuvieran dolor o porque se sintieran mejor. Incluso cuando les mentían para que no se vinieran abajo y perdieran las ganas de vivir. Todo, la Sanidad Pública hizo Todo lo posible por ellos. Y por nosotros.
Aprendí a pinchar morfina porque, en aquellos años, la sanidad rural era entre inexistente y desaparecida y en aquella Galicia de entonces los kilómetros eran horas de dolor horroroso. Sólo tiemblan las piernas la primera vez.
Hace pocos meses se me fue el último. Se le partió el corazón de puro grande, supongo. Llovía como si todas las lágrimas que hubiera de verter yo desde ese día me cayeran encima. Se hizo noche porque hasta la luz entristeció. Murió conduciendo. Cuando me metí en ese coche para recoger sus cosas se me quedaron pedazos allí. Se marchó decepcionado de la política.  Me lo decía siempre. No olvidaré las veces que me dijo que no me apartara nunca de la gente, que intentara ser la mejor para no perder ninguna oportunidad de aprender. Ni las discusiones. Ni las visitas de desahogo en las que, una vez ha pasado el tiempo, siempre tenía razón.
Cada vez que el Gobierno toca la Sanidad Pública, mis muertos me recuerdan que hay que seguir luchando. Cada vez que asestan un mazazo al estado de Bienestar mi abuela, la que se fue, me recuerda que nunca fue fácil pero que nadie dijo que la vida lo fuera. Enterró a dos de sus hijos, muertos por el puto cáncer. La oigo decirme que Felipe trajo la dignidad que la dictadura arrebató. La recuerdo mirándole embelesada, admirando. La veo socialista hasta el tuétano. Y yo con ella aprendí a que serlo no es una pose, es un sentimiento. Es una forma de ver la vida, es verme reflejada en sus vidas. Es sentir orgullo y desear que mis hijas, que mis nietos sientan lo mismo por mí.

Porque mis muertos, con sus recuerdos, son míos.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Gracias, gracias, gracias

Hoy siento que debo dar gracias a mucha gente.
Llevo días aguantando insultos y amenazas de un fascista y de su piara de amigos.  Me vais a permitir que no mencione sus nombres. Tendrían más protagonismo del que se merecen. Se disfrazan en perfiles anónimos para poder vomitar todo lo que, muy probablemente, no tendrían arrestos de decir de otra manera. Se sienten intocables. Pobres.

De ellos, se ocupará la Guardia Civil y la justicia. Pero también les tengo que dar las gracias. Han conseguido sacarme una fortaleza y un empeño que creí aletargado por el trabajo que esta maldita crisis nos provoca.  Ni ganarán, ni pasarán.

Pero, a los y las compañeras, a los y las amigas no tengo palabras suficientes para agradecerles las muestras de apoyo, de afecto y de ánimo. A la dirección del partido, a la regional y a la federal. No habéis dejado ni la posibilidad de que se resquebraje la coraza ante tal profusión de virulentos ataques. Sólo por eso, merece la pena seguir peleando. Sé que esto no acaba más que empezar.

Creo que somos cargos públicos para algo más que subir y bajar impuestos. Lo somos para preservar valores y para hacer lo que llevamos en nuestro ADN ideológico.  Observo con espanto la proliferación de perfiles fascistas emponzoñados en la más aberrante práctica de destacar de los demás  soltando la burrada más grande. Mal que no mejora, empeora. De la gripe aviar a una especie de gripé avícola y tics nerviosos que hacen levantar puños para emular al dictador. Y de ahí en adelante demostraciones obscenas de la fascistoide necesidad de justificar muertos en la cuneta o ejecuciones de la dictadura.

Al amparo de un gobierno disciplente con las “travesuras y gamberradas” de quienes pintan canas, salen de las madrigueras al albur de un oscuro anonimato en el que no desentonar entre los suyos. Golpes de un patriotismo más falso que un Gucci “Made in China” y que usan la bandera más como ala de avestruz para esconder la vergüenza que de símbolo de honestidad patria.

Soy ROJA. Estoy orgullosa de serlo. Y para desgracia de quienes hacen ímprobos esfuerzos, pienso ejercer con todas mis ganas aquello de la Igualdad, ¿habéis leído bien?, Igualdad. Democracia, Derechos y Convivencia.

No cabe rendirme. No lo voy a hacer. Quiero que quien amenaza de muerte acabe en la cárcel. Tolerancia cero contra la violencia.

Gracias. Os debo seguir intentándolo.

martes, 21 de mayo de 2013

Padre Nuestro de una atea. Dedicado al PP.




Harta de que cada día el cúmulo de noticias sea una consecución de actos cada vez más cercanos al franquismo que al siglo XXI. Harta de ver cómo acaban con lo que a muchos les costó la vida conseguir e inquieta porque si les dejamos, dejarán un mundo peor para nuestros hijos.
Harta de estar gobernados por trajes comprados por sobornos, por dinero sucio, por sátrapas con la misma catadura moral que una hiena y que se dan golpes eclesiásticos de pecho porque se creen que la pila de agua bendita -agua de Solares puesta en una pila de frío mármol- lava tanta miseria y blanquea sus sucias vidas.
A aquellos que les importa más lo que diga la Iglesia que la ciudadanía, les dedico este Padre Nuestro con el mismo cariño con el que ellos miran a quienes peor lo pasan en esta crisis. Ninguno.






PP nuestro, que estás en el gobierno
sacrificado ha sido el país
venga a nosotros tu miseria moral
hágase tu repugnante fascismo
en nuestros cuerpos y en nuestras aulas
nos quitas el pan de cada día para cebar cerdos
y pretendes que te alabemos
nosotros jamás olvidaremos a los que nos ofenden
y caeremos en la tentación
de librarnos de vuestro mal.
Amén –laico, eso sí-.

martes, 30 de abril de 2013

Cuando reconvertir a un gay mata a un chico de 15 años. Maltratadores con pedigrí


Con las tripas revueltas, los pelos de punta y el corazón latiéndome a tal velocidad que podría ganar él solito una maratón.
Así me he quedado tras leer la noticia del asesinato de un joven de 15 años  al que sus padres enviaron a un campamento para “hacerle hombre”. Quien tenía que lograr tal mezquino objetivo ya había matado antes por “la causa”. Pero siguió esforzándose en hacer de la muerte de los chavales gay la peor de las torturas posibles: dejarles de morir de hambre, electrocutados, apaleados y vejados hasta límites mortales.
Sucedió en Sudáfrica pero podría suceder en cualquier lado del mundo. También en esta España nuestra invadida por la “sotanización” de la política y por la mezquindad y el integrismo de quien viste esos faldones donde esconder miseria moral hedionda.
No hace tanto que Durán i Lleida promulgaba este tipo de ideas de “reversión” de la condición sexual de personas cuya orientación sexual no es la suya. Terrorífico en un representante público que juró respetar la Constitución y los derechos que allí se recogen para todos los ciudadanos y ciudadanas en la misma medida. Con sus derechos y su libertad a decidir a quién amar o cómo vivir su sexualidad.
Que en el siglo XXI haya que escuchar noticias de este tipo, dice bien poco de la evolución mental de algunos seres que se quedaron en la fase previa del Australopitecus.
Las religiones se han convertido en extremismos porque sólo así perviven en su falaz e ingente negocio de seguirse enriqueciendo a costa de quienes sí creen de verdad en el Más Allá.
Y España no está libre de que estos terribles acontecimientos puedan suceder. Sólo hay que escuchar al Ministro de Interior decir que los homosexuales pueden provocar la extinción de la raza humana. Si la persona que vela –o que supuestamente vela- por nuestra seguridad piensa así, ¿qué nos hace suponer que en algún momento no prevalecerá su integrismo al respeto más intrínseco de la ley? Tampoco ayuda el obispo de Alcalá con su continua sucesión de declaraciones estultas en las que pareciera dar a entender que se dedica a practicar “labor pastoral” en todos los clubes de alterne de la noche madrileña habida cuenta de su conocimiento de quiénes y cómo trabajan en ellos. No sabemos si en ese sacrificio en pro de la evangelización habrase levantado la sotana o simplemente habrá genuflexionado las rodillas intentando comunicarse con el “todopoderoso aparato que lleva a la gloria” pero lo cierto es que en menos de dos metros de altura no se puede ser más retrógrado y animal –y que me perdonen las jirafas-.
En este país de porteras en el que nos interesa más saber con quién se acuesta Pepe y Juan que saber si podremos llevarnos un mendrugo de pan para comer, esta raza de parásitos son sotana que sólo se alimentan de nuestras energías y dinero, encuentran el campo bien abonado. Como la mejor de las bacterias.
Por buscar una cosa buena, decir que esto tiene cura. Despojar de todo privilegio a quienes sólo han trabajado para expoliar nuestras vidas para que, esta vez sí, tengan tiempo para la oración.

Aviso: esta noticia es muy dura para las personas que aún tienen algo de sensibilidad


domingo, 30 de diciembre de 2012

Fin de año. Feliz 2.013


Acaba el año 2.012 y toca echar la vista atrás para hacer balance. No ha sido un buen año.
Mucho dolor, rabia y decepción. Por lo que hicieron los que prometieron el chocolate del loro pero quizás también por lo que no supimos hacer nosotros.
Ha sido un año duro en la gestión municipal. He puesto todas las tiritas que he podido a las heridas que quien prometió velar por las personas, los ha puesto al borde del risco de la desesperación.
También vi la sonrisa de Laura con su nueva silla, a Modesta y Nemesio bajo el techo y el calor de la Residencia de Ancianos porque hay quien vela por las personas más allá de las cifras frías de un negocio. Sus sonrisas, el mejor de los premios.
La crisis no son las macro cifras económicas con las que nos intentan vender esta estafa. La crisis tiene caras y tiene víctimas inocentes de toda esta desgracia. Y son, además, las más apaleadas. Sus desgracias son las que ceban a los cerdos.
Comienza el 2.013 con visos de más desesperanza y dolor. Pero me niego a bajar los brazos y dejar de luchar. Se lo debo a demasiada gente. A las personas a las que represento, a las que no, a mis hijas porque me niego a dejarles un mundo peor que el que su madre vivió, a mi abuela porque luchó casi 90 años para vivir mejor que su madre. A aquellos a los que mi fuerza y acción pueda llevar un poco de esperanza. Lo bueno de esta lucha es que siempre voy acompañada. Y llevo conmigo a los mejores, a los que me ponen los pies en la tierra y me sacuden cuando decaigo. Con los que lloro y río. También llevo a los mediocres, es verdad, pero cuanto peores son, más realzan las cosas buenas de la buena gente.
Mi propósito es no rendirme. Seguir peleando por lo que creo con la misma vehemencia y con la misma lealtad. No callarme ante ninguna injusticia y luchar contra ellas. Seguir peleando para que la solidaridad sea sustituida por justicia social y la caridad por la igualdad. No importa lo negro que lo dibujen, siempre que llovió, escampó.
También escribir más en este blog y sacar fuerzas para escribir más en los medios que tengo un poco abandonados.
Prometo cuidar a mis amigos e ignorar a mis enemigos, seguir admirando a las personas que hacen que cada día aprenda una cosa más, reír, llorar y enfadarme y, sobre todo, a seguir siendo yo misma con mis defectos y mis virtudes.
Feliz 2.013. Luchemos porque sea nuestro año, no dejemos que nos lo arrebaten.

sábado, 3 de noviembre de 2012

La soga en la casa del ahorcado

Estoy un poco perpleja, la verdad. Yo siempre supuse que el acudir al fondo de rescate era un fracaso porque demostraba una falta de capacidad de gestionar una economía que tenía solución- según Nacho Diego y sus pancartas electorales- en 100 días de nada, pero si leen las informaciones aportadas o el perfil de Nacho Diego en Twitter, deberíamos estar celebrándolo con pompa y boato como si hubiéramos descubierto la semilla del árbol del billete de 500 euros. De frenopático.

El caso es que tras recortes, recortes de recortes, paralización de la obra pública, paralización de muchas de las inversiones previstas y otras muchas cosas hechas bajo la premisa de cuadrar cuentas y llegar al objetivo de déficit, el gobierno pide ayuda porque ha fracasado.

Y ha fracasado por lo mismo que todo quisqui –excepto el PP- se empeña en explicar: que los recortes y la contención del déficit, por sí solos, no genera crecimiento. Que se necesitan políticas de estímulo. Sólo le falta a Espinete hacer un especial revival de Barrio Sésamo para cantarlo en una canción didáctica.

Aún recuerdo la cara de constreñimiento del Presidente anunciando el céntimo sanitario –el encarecimiento de los combustibles 4,8 céntimos para hacer frente al gasto sanitario- que ha conseguido que Cantabria tenga el dudoso honor de ser una de las tres comunidades autónomas con el combustible más alto. Sin embargo, esta semana saltaba la noticia de que Farmaindustria advertía de que la deuda del Gobierno de Cantabria hasta la fecha era de 38 millones y con una previsión de 50 millones al finalizar el año de facturas de esas “guardadas en el cajón”. Diego, que tanto habló de la presunta, supuesta e “insoportable” herencia sanitaria de 250 millones en 8 años, va camino de batir su propio récord – a este ritmo, él llegará a los 400 millones- y lo logrará siendo, además, el Presidente que más ha cercenado los derechos y los medios de la sanidad pública y de quienes prestan los servicios en ella.

Es decir, el Fondo de Liquidez sólo servirá para pagar los pufos del Gobierno de Cantabria y para seguir cebando a los bancos. Pero para el 21% de las personas que viven bajo el umbral de la pobreza, nada.

La paradoja, la cruel paradoja, es la desaparición del Fondo de Cooperación que está dotado con 15 millones de euros y que supone un 0,07% del presupuesto de Cantabria y que se quiere sustituir por un Fondo de Liquidez, o dicho de otra forma más castellana, herramienta caciquil para salvar el culo a los míos y a los demás que les den, que supondría un 0,04% del presupuesto. Esta desaparición no es más que la cada vez menos encubierta intención de hacer desaparecer ayuntamientos. Así de claro. Ese fondo supone un 82% del presupuesto del Ayuntamiento de Tresviso, el 30% del presupuesto del Ayuntamiento Vega de Pas, etc. Y mientras, el gobierno nos sube a los ayuntamientos las basuras y el canon de saneamiento abocando a los ayuntamientos pequeños –en Cantabria el 80%- a la desaparición y a sus ciudadanos al más absoluto abandono por parte de las instituciones. 

Estamos en el apasionante momento de ver qué alcaldes estarán cerca de sus vecinos y quiénes permanecerán adheridos a unas siglas que condenan a la desaparición a sus municipios.

Apasionante el próximo estreno de “Rebelión en la Granja”. ¿Estarán todos los que son o serán todos los que están?