sábado, 3 de noviembre de 2012

La soga en la casa del ahorcado

Estoy un poco perpleja, la verdad. Yo siempre supuse que el acudir al fondo de rescate era un fracaso porque demostraba una falta de capacidad de gestionar una economía que tenía solución- según Nacho Diego y sus pancartas electorales- en 100 días de nada, pero si leen las informaciones aportadas o el perfil de Nacho Diego en Twitter, deberíamos estar celebrándolo con pompa y boato como si hubiéramos descubierto la semilla del árbol del billete de 500 euros. De frenopático.

El caso es que tras recortes, recortes de recortes, paralización de la obra pública, paralización de muchas de las inversiones previstas y otras muchas cosas hechas bajo la premisa de cuadrar cuentas y llegar al objetivo de déficit, el gobierno pide ayuda porque ha fracasado.

Y ha fracasado por lo mismo que todo quisqui –excepto el PP- se empeña en explicar: que los recortes y la contención del déficit, por sí solos, no genera crecimiento. Que se necesitan políticas de estímulo. Sólo le falta a Espinete hacer un especial revival de Barrio Sésamo para cantarlo en una canción didáctica.

Aún recuerdo la cara de constreñimiento del Presidente anunciando el céntimo sanitario –el encarecimiento de los combustibles 4,8 céntimos para hacer frente al gasto sanitario- que ha conseguido que Cantabria tenga el dudoso honor de ser una de las tres comunidades autónomas con el combustible más alto. Sin embargo, esta semana saltaba la noticia de que Farmaindustria advertía de que la deuda del Gobierno de Cantabria hasta la fecha era de 38 millones y con una previsión de 50 millones al finalizar el año de facturas de esas “guardadas en el cajón”. Diego, que tanto habló de la presunta, supuesta e “insoportable” herencia sanitaria de 250 millones en 8 años, va camino de batir su propio récord – a este ritmo, él llegará a los 400 millones- y lo logrará siendo, además, el Presidente que más ha cercenado los derechos y los medios de la sanidad pública y de quienes prestan los servicios en ella.

Es decir, el Fondo de Liquidez sólo servirá para pagar los pufos del Gobierno de Cantabria y para seguir cebando a los bancos. Pero para el 21% de las personas que viven bajo el umbral de la pobreza, nada.

La paradoja, la cruel paradoja, es la desaparición del Fondo de Cooperación que está dotado con 15 millones de euros y que supone un 0,07% del presupuesto de Cantabria y que se quiere sustituir por un Fondo de Liquidez, o dicho de otra forma más castellana, herramienta caciquil para salvar el culo a los míos y a los demás que les den, que supondría un 0,04% del presupuesto. Esta desaparición no es más que la cada vez menos encubierta intención de hacer desaparecer ayuntamientos. Así de claro. Ese fondo supone un 82% del presupuesto del Ayuntamiento de Tresviso, el 30% del presupuesto del Ayuntamiento Vega de Pas, etc. Y mientras, el gobierno nos sube a los ayuntamientos las basuras y el canon de saneamiento abocando a los ayuntamientos pequeños –en Cantabria el 80%- a la desaparición y a sus ciudadanos al más absoluto abandono por parte de las instituciones. 

Estamos en el apasionante momento de ver qué alcaldes estarán cerca de sus vecinos y quiénes permanecerán adheridos a unas siglas que condenan a la desaparición a sus municipios.

Apasionante el próximo estreno de “Rebelión en la Granja”. ¿Estarán todos los que son o serán todos los que están?

No hay comentarios:

Publicar un comentario